Javier Baz visitó el hotel Viñas Queirolo, en el que realizó un fascinante recorrido por la bodega y los museos, un lugar que combina la rica tradición vitivinícola peruana con la elegancia de un entorno natural privilegiado.
El recorrido comenzó con una visita a la bodega del hotel, donde se explicó el proceso de elaboración del pisco, desde la producción del vino base hasta la destilación. Durante la visita, se destacó la diferencia entre la pequeña bodega en Ica, que produce entre 2 a 3 millones de litros durante la cosecha, y la bodega principal en Pachacamac, que alcanza una producción anual de hasta 18 millones de litros, incluyendo vinos de reserva y gran reserva.
Además, se habló sobre los tres tipos de pisco: el pisco puro, elaborado con una sola variedad de uva pisquera; el pisco acholado, que es una mezcla de dos o más variedades de uvas; y el pisco mosto verde, que se distingue por su proceso de elaboración, donde la fermentación se interrumpe antes de que los azúcares se conviertan en alcohol, dando lugar a un pisco más dulce y aromático. También se destacó la importancia de los recipientes tradicionales llamados «piscos,» que en quechua significa «agua.» Estos recipientes eran utilizados antiguamente para almacenar y vender el pisco, y a menudo se confundían con botijas. Los piscos se cargaban en mulas y se vendían de manera ambulante, lo que refleja la profunda conexión del pisco con la historia y cultura del Perú.
Tras la bodega, la experiencia continuó con una caminata por los viñedos del hotel, donde se habló sobre el ciclo vegetativo de las uvas y la importancia del suelo y la luz solar en la producción de piscos de alta calidad. Los visitantes aprendieron sobre la poda corta, un método utilizado para controlar la producción de racimos, asegurando así una mayor concentración y calidad en los vinos.
El punto culminante del recorrido fue la visita al mirador Intipalka, ubicado a unos 15 minutos del hotel. «Intipalka,» una palabra quechua que significa «Valle del Sol,» era el nombre con el que se conocía la región de Ica en tiempos de los incas, debido a su clima soleado durante todo el año. Desde el mirador, se pudo apreciar la extensión de 80 hectáreas de viñedos. Desde esta altura, se elaboran las uvas para los piscos mosto verde, aprovechando las condiciones óptimas de luz solar y suelo pedregoso, ricos en nutrientes.
Finalmente, el recorrido concluyó en el museo del hotel, que alberga una impresionante colección de 45 autos antiguos, una moto lineal y diversos accesorios de caballos de paso, todos operativos y en excelente estado. Entre los vehículos más destacados se encuentra un Jeep Willys de la Segunda Guerra Mundial, un Fiat 500D de 1961, y un Cadillac Limousine de 1954, utilizado para transportar a presidentes y ministros del Perú.
El museo también cuenta con una exhibición de monturas y accesorios de caballos de paso, destacando la dedicación de la familia Queirolo por preservar la historia y tradición del Perú.
Este recorrido por el Hotel Viñas Queirolo ofrece una experiencia única, donde historia, tradición y la belleza del paisaje de Ica se combinan para crear un destino imperdible para los amantes del vino y la cultura peruana.