En la parte final, puedes ver el video completo de la entrevista
Javier Baz entrevistó a Rocio Zuñiga, Gerente y Dueña de Restaurante Nuna Raymi, quien comentó acerca de los motivos que la llevaron a crear este restaurante, cómo ha ido sacandolo adelante y cual ha sido su aceptación en el público extranjero y el nacional y local durante pandemia.
Al final de este artículo, puedes ver el video de la entrevista
1. Cuéntanos tu experiencia previa antes de crear este negocio.
Yo entré al mundo del turismo desde muy pequeña por mi familia que le encantaba viajar. Esta apertura a conocer muchas ciudades y esta cultura gastronómica, esta cultura viva que tenemos en Cusco, esta gastronomía que se mueve con todas estas fechas importantes hicieron que haya este interés por la comida.
Trabajé en turismo por un tiempo llevando grupos de un lugar a otro y me di cuenta del vacío que existía de exponer nuestra gastronomía, de exponer los sabores del Perú y de exponer productos del Perú. Es así como en un comienzo, me asocio con un grupo de amigos que al final desistieron en los primeros años y de ahí continué con una propuesta que es la que ahora es Nuna Raymi.
2. Cómo le has ido dando forma, tu enfoque y lo que te ha hecho llevarlo adelante
Eso es algo importante, porque a través de la pandemia pude evaluar cuál era el corazón, el impulso personal que hacía que siguiera a pesar de ser un rubro tan difícil, tan complejo, tan agotador, el poder continuarlo.
El corazón en sí era la oportunidad que podíamos tener como empresa a poder aportar con la economía local en Cusco, a los agroproductores, a comenzar a levantar un poco más de conciencia sobre el valor y la importancia de nuestros productos nativos en extinción.

Es ahí donde conocimos en el transcurso de la experiencia los primeros años a diferentes agroproductores tratando de buscar qué productos de temporada podíamos acceder y conocer la situación real de la cultura local, orgánica familiar que ellos también estaban en este proceso de transición, de cambiar la cultura lineal a una agricultura biodiversa que podía asegurarles la alimentación, darle la seguridad alimentaria que era muy importante para la gente en el campo y que también lo es para nosotros y que justamente estamos en una crisis similar que nos pone en riesgo tener alimentos de calidad, alimentos frescos pero creo que en el Perú todavía estamos a tiempo de poder cambiar las cosas y es por eso que Nunca Raymi es lo que es ahora.
Esa oportunidad de compartir, ese espacio de fluir entre diferentes aliados, entre productores locales, agroproductores, amigos de diferentes áreas que puedan ayudarnos a comunicar el trabajo que se hace.
3. ¿Cuál es la propuesta gastronómica del restaurante?
Proponemos mostrar nuestra cultura, una cocina entre antigua y moderna y eso es lo que es Nuna Raymi, es parte de una fusión de una cocina llena de sabor de la cocina del Perú en general pero dando valor a los productos nativos de cada zona del Perú.
Tenemos un mercadito, que es parte de lo que es Nuna Raymi, que es un proyecto ecosocial, en donde fomentamos ese cuidado por el medio ambiente, pero no como obligación sino como una oportunidad de hacer las cosas diferente, así que trabajamos con los productores orgánicos con las papas nativas de Julio Hancco y de Alberto Chura, maíces que están en proceso de extinción y que tenemos un proyecto de revalorar los productos, un cacao que tiene un impacto social y económica en su zona pero que conserva un cacao nativo, en extinción, una cooperativa de mujeres, tenemos un café también de un proyecto ecosocial que promueve la conservación de la zona de Megantoni, y proteger a la etnia machiguenga, que decidió estar aislada por decisión propia.
Tenemos nuestro emolientero curandero que es para fomentar la medicina natural y la importancia de ese uso de la medicina aquí. En nuestro jardín hacemos nuestras propias arúgulas gracias a la familia Nina Cusiyupanqui en EcoHuella que nos provee de las semillas orgánicas.
En una zona enfatizamos la ecología, hemos diseñado la zona en base a todo lo que es el reciclaje, al reuso como canastas que vemos, que rehusamos ahí las papas. También tenemos nuestra zona amazónica, en donde decidimos valorar la Amazonía, en este caso, el mural shipibo-conibo por representantes muralistas que tratan de enfatiza e impulsar de que siga existiendo la lengua y que haya un levantamiento de conciencia en nuestra amazonía en nuestro país. También tenemos una zona de niños donde damos importancia a la familia como núcleo, de ese crecimiento de propuesta de amor para balance con nuestra comunidad del Cusco.

4. ¿Cómo ha sido la aceptación de esta propuesta de poner en valor todos estos productos desde la perspectiva internacional, del que venía de Lima y de otras partes del Perú, y el local?
En realidad sentí yo que había estado dando pasos muy adelante, propuestas que capaz estaban fuera de tiempo y que sí nos dio una responsabilidad muy grande, no solamente de sensibilizar a nuestros visitantes, sino a nuestra comunidad.
El trabajo de usar nuestras herramientas de marketing para hablar sobre el valor de algunos productos, de algunos alimentos, de cuidar nuestro planeta, de minimizar el impacto que podíamos generar, pero he estado muy agradecida de que la respuesta haya sido muy rápida, muy automática, por ejemplo con los viajeros.

Gente que ya desde su cultura había desarrollado más conciencia sobre la situación vivían el impacto de estos cambios medioambientales ya en sus países y que podían valorarlo. El restaurante funcionó durante muchos años por el boca a boca. Nosotros no sabíamos, y hasta el momento no sabemos, en qué espacios nos encontramos como recomendación. Hace poco unos japoneses nos dijeron que estábamos en sus libros de viajes de recomendación. Ahora estamos en un libro de viajes francés. Estamos felices porque sé que los franceses valoran mucho la cultura ancestral en el mundo y eso nos ha ido sumando y entonces han sido diferentes agentes y aliados que han comunicado la existencia del lugar, de la propuesta de Nuna Raymi, cosa que en pandemia, cuando hicimos el cambio a enfocarnos en un público local, nos dimos cuenta de que, a pesar de tener pasos escalonados en que había más jóvenes más concientes, con el cuidado del medio ambiente, con el cuidado de sus alimentos, nos dimos cuenta que era muy reducido el grupo y más en el Cusco.
Fue un poco difícil, tuvimos que buscar de manera creativa, cómo llamar la atención y cambiar nuestros platos entre ajustar y hablar sobre alimentación pero también buen sabor, placer y ahí nos dimos cuenta que todo era un conjunto.
Pero ahora podemos ver que todavía seguimos con esta armonía y buen balance de lo que ofrecemos y cómo la gente va respondiendo a buscar esto. Ahora el viajero no solo busca una experiencia de placer, ahora busca una experiencia de sentir, hay algo más que sentir placer, quiero sentirme bien, y es justamente del bienestar. Ahora el viajero busca el bienestar.
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- Entrevista realizada por Javier Baz
- Editada por Angie Laura